La política del gobierno federal está plagada de promesas y proyectos para el campo.
Pero de muy poco sirven los apoyos si los productores y campesinos se deben enfrentar a la corrupción que impera en instancias como la Procuraduría Agraria y el Registro Agrario Nacional.
En el caso de Veracruz, un análisis realizado por la Coordinadora de Comisarios Ejidales y Comunales del Estado reveló la falsificaciones de al menos 20 expedientes con sujetos de derecho diferentes a los originales.
Esto significa que los propietarios resultaron ser personas finadas.
Los ejidatarios señalaron que al inflar el padrón agrario resulta más fácil trastocar los derechos de sucesión, lo que permite que los funcionarios corruptos puedan despojar a los campesinos de sus tierras.
Por si fuera poco, son incalculables las quejas por el maltrato y la discriminación hacia los campesinos.
Sólo basta con aproximarse a las oficinas del RAN ubicadas en Xalapa para constatar que decenas de usuarios resultan afectados por la dilación y las irregularidades en los trámites.
Veracruz sigue siendo una potencia nacional en producción y abasto de alimentos.
Pero la corrupción amenaza sus fuentes de riqueza alimentaria y a quienes dedican su vida entera al campo.