El primer domingo de marzo celebramos en nuestro país, el DÍA DE LA FAMILIA. Esta jornada es una extraordinaria ocasión para subrayar la trascendencia que la familia tiene en la vida de cualquier persona. La familia ofrece identidad y garantiza el futuro por todo lo que recibimos de ella. Formar una familia es una responsabilidad que requiere sabiduría, fortaleza y templanza.
La familia es una institución natural, surge de la unión de un hombre y una mujer; la familia ha demostrado a lo largo de muchos siglos ser una de las instituciones fundamentales que forman a la persona. Es lugar de encuentro, es un hogar donde se ensayan y tejen las relaciones humanas, es escuela de valores y principios.
La familia es sin duda un aliado importante del Estado para formar a los ciudadanos. De ahí el deber que tiene el Estado como lo dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 16-3, de protegerla y en consecuencia de ofrecer políticas públicas que fortalezcan la institución familiar, el Estado debe garantizar que la familia tenga condiciones dignas para que sus hijos crezcan sanos, tengan oportunidades de estudiar y las oportunidades necesarias para su desarrollo; el Estado debe coadyuvar para que la familia lleve a cabo su misión de ser una comunidad de vida y amor.
En el caso de la Iglesia también se ofrece un apoyo fundamental a los padres de familia para que hagan de su hogar una iglesia doméstica donde sus hijos crezcan con la conciencia de ser miembros de una gran familia, la familia de los hijos de Dios. Se busca que los padres enseñen a sus hijos la Buena Noticia del Amor cristiano que lleva a la persona a Amar a Dios y a su prójimo.
Por este motivo la Arquidiócesis de Xalapa cuenta con la Comisión diocesana de la Pastoral Familiar que promueve en todas las parroquias la evangelización de las familias; la familia es una de las prioridades pastorales de nuestra Arquidiócesis y una de las diferentes acciones que esa pastoral promueve en cada decanato es LA JORNADA POR LA FAMILIA que se celebra a principios de marzo. Se trata de un encuentro de reflexión, oración y convivencia familiar.
Nos alegramos de que miles de personas siguen apostándole a LA FAMILIA. Hacemos un reconocimiento a los equipos decanales que trabajan en la Pastoral Familiar, animando, coordinando y motivando para que las familias convivan, tengan herramientas para educar a sus hijos y fortalezcan los lazos de fraternidad.
Ciertamente también reconocemos que estamos viviendo muchos problemas. Vivimos en México una gran crisis económica, una crisis del estado de derecho y una crisis de moralidad. La economía está estancada, de los delitos que se cometen sólo se resuelven unos cuantos; la crisis de valores y virtudes está mostrándose en la descomposición social. La violencia sigue imparable y no depende sólo de las responsabilidades del Estado.
La solución de muchos problemas contemporáneos que han alterado la convivencia y que amenazan nuestra existencia y nuestras instituciones, no se resolverán por decreto o por la voluntad de una sola persona, por buena que esta sea, la solución se dará en la medida en que cada familia contribuya a la reparación del tejido social.
La familia es una entidad social muy importante y fundamental en el proceso para llevar a cabo una construcción constante de una mejor sociedad. El Estado tiene en la familia un aliado natural para resolver muchas de las situaciones que hoy vivimos como sociedad.
Evidentemente hay áreas que corresponden única y exclusivamente a los servidores públicos, hay otras en cambio, donde el trabajo, la responsabilidad y las culpas tienen que ser compartidos. No bastan las leyes, los decretos o los programas, se requiere del involucramiento de todos para mejorar. Familia y Gobierno necesitan trabajar unidos para salir adelante. ¡Viva la familia!
Pbro. José Manuel Suazo Reyes