La verificación vehicular es un servicio, pero también un gran negocio del que sólo se responsabiliza al gobierno.
Lo cierto, es que hay verificentros ?patito? y falsos gestores que se dedican a la venta de hologramas sin realizar la prueba por la que deben de pasar los vehículos.
Se estima que en estados como Veracruz hay más de un millón y medio de automóviles en circulación.
Dichas unidades pueden cumplir la verificación en los más de 230 verificentros empadronados ante la Secretaría de Finanzas.
Pese a los esfuerzos y hasta los subsidios otorgados por el gobierno, sólo el 33 por ciento acostumbra r cada semestre en la entidad veracruzana.
El porcentaje de captación es bajo debido a la desobligación de los conductores y los centros que operan de forma ilegal.
Las irregularidades en la verificación vehicular también se reportan en otros estados del país como Puebla, Ciudad de México y Morelos, donde los usuarios pagan hasta 2 mil 600 pesos a cambio de un certificado de verificación falso.
Incluso el engomado falso llega a los domicilios de quienes acceden a este tipo de corrupción con tal de ahorrarse filas, trámites y el propio proceso de verificación, cuya finalidad no debería ser recaudatoria sino en pro del ambiente.