Excesos y riñas desvirtúan las Morismas de Bracho

ZACATECAS, ZAC.- La fiesta de Bracho en honor a San Juan Bautista es conocida, por propios y extraños, como la gran celebración zacatecana, pues más de 80 mil personas se reúnen para presenciar la escenificación que protagonizan alrededor de 17 mil almas; sin embargo, los excesos y riñas entre barrios le han dado un giro diferente.

Moros y cristianos comenzaron con esta tradición hace 182 años en Lomas de Bracho, aunque anteriormente se realizaban en Pánuco y Vetagrande hace 195; la fe católica fue el detonante de lo que hoy es un atractivo internacional en el que representan la muerte de Juan el Bautista bajo la orden de Herodes Antipas, la muerte del pagano Almirante Balán en manos del emperador Carlomagno y la Batalla de Lepanto.

Con el tiempo y la cantidad de participantes en aumento, la historia y devoción han pasado a segundo plano, pues muchos son movidos únicamente por la convivencia y ambiente festivo, donde año con año, las disputas reales son inevitables.

Aunque la directiva optó por incrementar el número de oficiales y dividir a la gente entre compañías más pequeñas, para tener un mayor control, hay poco respeto hacia estas figuras y junto a ello la venta y uso irregular de pólvora es un problema latente que causa múltiples accidentes.

Asimismo, los uniformes están catalogados como sagrados, por ello la ingesta de alcohol y otras sustancias al portarlo, está estrictamente prohibida, desafortunadamente, también es un fenómeno popular durante los tres días de fiesta.

Las morismas iniciaron con un sentido religioso, cívico y social, que a juzgar de algunos integrantes, en Bracho se ha desvirtuado al participar dejando de lado la carga ética que se tuviera si se hiciera por devoción católica.