ZACATECAS, ZAC.- Cuatro generaciones de los Huerta Acosta han participado en las Morismas de Guadalupe en honor a San Juan Bautista, celebradas desde 1990 como representación de la Batalla de Lepanto entre moros y cristianos. Juan Francisco Huerta es quien ahora encabeza la tradición en su familia.
"Le tomamos la devoción en cuestiones de enfermedades, a veces apuraciones que tenemos y nos encomendamos a él, y nos ha hecho el milagro, intercesor de nuestro padre Dios. Hemos salido adelante gracias a esa fe que le tenemos a él".
Como integrante de la Banda de Guerra del Tercer Batallón Cristiano invierte tres semanas en ensayos y con al menos dos meses de antelación fabrica su propio uniforme; con esa entrega hereda la devoción a sus hijos.
"Lo que San Juanito nos encomienda es trata de hacer las cosas lo mejor que se pueda basados en nuestra religión, tratamos de esa manera inculcárselo a ellos".
Deyanire Huerta Acosta, su hija, asiste a las morismas desde que era una bebé; sin embargo, hace cinco años se convirtió en cajera del mismo batallón cristiano que su padre, quienes triunfan al final de la batalla.
"Conforme van pasando las generaciones se pierden muchas costumbres que se tenían anteriormente y van afectando a la fiesta, pero de todos modos sigue en pie... Es muy bonito inculcarle el respeto hacia nuestros santos patronos y la devoción que hay que tenerle a Jesús".
Deyanire Acosta, esposa de Juan Francisco, comparte la creencia y asiste año con año los tres días de junio, junto a cerca de 2 mil fieles, y los otros dos en octubre, en honor a la Virgen del Rosario.
"Si no se arriman tanto a nuestra religión, con esto hacen un sacrificio por andar aquí, dejan trabajo, dejan escuela, yo digo que es la devoción que le tienen a nuestro San Juanito".