Zacatecas.- Este es el municipio de Vetagrande, a poco más de 10 kilómetros de la capital del estado de Zacatecas, una población con más de 300 años de historia en la actividad minera, vocación que le ha cobrado factura. Desde 2005 el doctor en Ciencias, Eduardo Manzanares Acuña, junto a un equipo de académicos de la Universidad Autónoma de Zacatecas han realizado una serie de estudios y valoraciones de la calidad de suelo y salud de la población, detectando en sus habitantes presencia de plomo en la sangre.
"Comenzamos a diseñar un plan, acudir a algunas autoridades, a conseguir medicamentos, sobre todo calcio y hierro, para ir tratando de aminorar un poco los efectos de fijación del plomo, ya que el plomo una vez que se fija en el organismo se tarda en salir de él hasta 27 años", señala el investigador.
La constante inhalación del polvo que sale de las minas, cercanas al poblado, ha repercutido en la salud de quienes habitan el lugar. Actualmente en Vetagrande se ubican 3 minas de extracción de minerales, 1 planta de beneficio de mineral, 3 de reprocesamiento de jales y dos molinos. De estos espacios se extrae plata, oro, cobre, zinc, estaño y mercurio.
"La Profepa trató de desvirtuar todo lo que habíamos hecho en el primer monitoreo y nosotros bueno, en respuesta a eso tratamos de demostrar de dónde venía esa contaminación. De tal suerte que luego se hicieron monitoreo de todos los parajes de suelo de aquí en torno a Vetagrande. Encontramos desde nivel dos; bueno, nivel uno que fue el 27 por ciento, que salió entre comillas negativo y el resto estuvieron en niveles dos, tres y cuatro. Encontramos niños hasta 40 nanogramos por decilitro", refirió Manzanares.
De acuerdo a la Norma Oficial Mexicana 199-SSA1-2002 la concentración promedio de plomo en la sangre es de 7.11 a 15.72 nanogramos por decilitro. Se tomaron muestras sanguíneas de 30 menores de 12 años, de las que el 23.3 por ciento se encuentra en nivel 1, 33.3 por ciento en nivel 2, 26.7 por ciento nivel 3 y un 16.7 por ciento en nivel 4. De acuerdo a los especialistas el 76.7 por ciento rebasa el valor considerado por la norma.
De igual manera se analizaron las muestras de 13 mujeres en periodo de lactancia y embarazadas, de estas 16.7 por ciento se ubicó en nivel 4 y el resto en nivel 1.
Finalmente 21 muestras de suelo de viviendas y 4 sitios considerados de alto riesgo fueron revisadas, se determinó que el 71 por ciento supera los 400 nanogramos de plomo por cada gramo de suelo. Valor máximo que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) internacional recomienda para el suelo sea utilizado.
Los altos grados de plomo en la sangre de niños y mujeres en estado de lactancia o embarazo puede provocar daños irreversibles en el sistema nervioso central, retraso en el crecimiento, así como afectar el sistema hematopoyético, hepático y endocrino. De este tamaño es la factura qué tiene que cargar un pueblo minero, uno como muchos en México.