Estancia de Ánimas, Villa González Ortega.- Con un profundo dolor, familiares y amigos recibieron a Javier, Mayra y Fernando, migrantes localizados el pasado lunes 27 de junio en San Antonio, Texas, junto a 26 mexicanos más.
Tres jóvenes soñadores regresaron al terruño que los vio crecer, luego de que la necesidad y la búsqueda de una mejor calidad de vida, los hiciera emprender el "sueño americano", sueño que terminó en pesadilla.
La madre de Fernando, de 38 años, doña Bernarda, relató que su hijo era un hombre reservado y trabajador, que por falta de recursos decidió cruzar la frontera, a fin de conseguir dinero para sacar a su padre de la cárcel, quien fue acusado de feminicidio hace 4 años, y que su caso según declaró no fue investigado como debió haber sido, comentó que no quiere aprovecharse de la muerte de su hijo para que las autoridades reabran el caso del padre de Fernando, pero le pareció importante describir el motivo de su partida.
Mientras tanto, la madre de Mayra, describió a la joven de 31 años como una mujer alegre y responsable del cuidado de sus hijas, trabajaba de ayudante doméstica cuando era requerida y uno de sus pasatiempos favoritos era el jugar Béisbol junto a sus amigas, mencionó que era madre soltera y que su ex pareja ya reside en el país vecino, ahora espera que sus nietas reciban el apoyo del gobierno para tramitar papeles y buscar mejores oportunidades de vida.
Familiares y amigos dijeron que la joven era muy querida en la comunidad y la van a recordar por su risilla escandalosa que alegraba los corazones de quienes la conocieron.
Javier fue el quinto hermano fallecido de 12 hijos, de los cuales todos se han ido a Estados Unidos para construir su casa y ofrecerle a sus hijos una buena educación, él ya había cruzado el norte, la primera vez que decidió irse de "mojado" se perdió en el desierto y duró días sin comer, luego de 12 años regresó a su comunidad con su familia y tuvo una estancia de 1 año antes de que decidiera buscar nuevamente el "sueño americano", pero esta vez la muerte no lo dejó alcanzarlo.
Los tres migrantes eran familia, Javier era esposo de una de las hermanas de Mayra y Fernando, primo hermano de ambos, hoy la comunidad de calles de terracería, con casas humildes y sin mucha oportunidad laboral más que la del campo, se lamentó que la "necesidad" haya hecho que pasara este lamentable hecho.
La hermana de Javier, hundida en llanto, reclamaba el ¿por qué de las circunstancias?, mientras que los demás con coraje e impotencia se resignaron mirando el féretro del carpintero soñador.