Zacatecas, Zac.- "Vendiendo joyería comprada, me iba a Guadalajara, traía joyería comercial, industrial y me di cuenta que se me desoldaba, se caía la piedra y pues tenía que arreglarlo, garantizar lo que vendía." Con 30 años de experiencia en el arte de la joyería, Eduardo Martínez, también conocido como "Lalo Joyitas", es un maestro artesano que ha dedicado su vida a crear y reparar piezas únicas en la Joyería Martínez.
"Pues primero es lo que hago para vivir, pero significa mi hobbie mi pasatiempo favorito. Trabajar con piedras preciosas oro y plata me ha gustado bastante."
Originario de Fresnillo, Eduardo comenzó su viaje en la universidad antes de adentrarse en el mundo de la joyería en el Centro Platero de Zacatecas. Desde entonces, en su taller ubicado en el Mercado Quebradilla, da vida a cada pieza con cuidado y destreza. Desde fundir gránulos de plata hasta dar forma a cada detalle con sus propias manos, cada joya es una obra de arte única. Piezas que no solo tienen valor material, sino también sentimental para él y sus clientes.
"Pues es que ya ve que luego uno se encariña. Sí, es lo que estábamos platicando."
A lo largo de los años, Eduardo ha enfrentado desafíos, desde la disminución del interés en la joyería hasta la inseguridad que ha amenazado su negocio. Sin embargo, su espíritu perseverante lo ha llevado a seguir adelante, compartiendo su arte en las calles del Centro Histórico.
"Hago mis piezas aquí y me voy al callejón de la bordadora por las tardes a ofrecer mis productos ya terminados."
Con el deseo de mantener viva la tradición de la joyería artesanal, Eduardo invita a cualquiera que quiera aprender este hermoso oficio y así honrar el legado de la artesanía.
"Es un gusto sacar aprendices para que así ellos puedan seguir con este bonito oficio y tradición pues a sus ordenes, gratis los cursos."
Eduardo Martínez, "Lalo Joyitas", personifica la pasión, la habilidad y la generosidad que caracterizan al verdadero artesano. A través de su arte, no solo crea hermosas piezas de joyería, sino que también mantiene viva una tradición invaluable. En un mundo impulsado por lo comercial, Eduardo nos recuerda la belleza y el significado que se encuentran en las cosas hechas a mano con amor y cuidado.
"Esa es la magia del oro y la plata que se puede hacer y deshacer y hacer de nuevo."