Pequeños productores de hortalizas desprotegidos ante la falta de apoyos gubernamentales, deben combinar sus labores en el campo, además de comercializar sus productos en los mercados locales y buscar un tercer empleo para subsistir.
Aunado a lo anterior, también se enfrentan a la aparición de nuevas plagas, los cambios climáticos y el encarecimiento de los insumos, en la temporada de sequía escasean los productos, muchos de ellos se echan a perder por las altas temperaturas y ya no llegan a los centros de comercialización o provocan que suban los precios para el consumidor final.