El cierre total de negocios que se implementó los domingos 24 y 31 de enero como parte de la nueva movilidad en Michoacán, generó severos estragos a la economía del sector transportista, debido a la baja movilidad de usuarios que se registró en Zamora y Jacona, municipios donde solo operaron entre el 15 y el 20% de las unidades. Si bien los concesionarios respaldan la iniciativa para romper la cadena de contagios de COVID-19, aseguran que algunos de sus agremiados tuvieron que poner de su bolsillo para solventar los gastos de combustible y salario del operador, situación que consideran poco rentable, tomando en cuenta que el panorama financiero que enfrentan desde el inicio de la pandemia.