Mujeres, niños y adolescentes ingresan al crimen organizado de diferentes maneras, en algunos casos heredan el negocio de narcomenudeo. Realizan actividades como el tráfico, control y venta de drogas. Los más jóvenes, se dedican al halconeo y con el paso del tiempo se convierten en homicidas.
El investigador del Instituto Nacional de ciencias penales, Daniel Cunjama López, señaló que los jóvenes y adolescentes están envueltos en el drama que encierra la dinámica de la delincuencia organizada, muchos de ellos han crecido en una cultura de la violencia.
La privación de la libertad de los adolescentes no es la solución, por el contrario crea un menoscabo para el desarrollo psicoemocional de los jóvenes, lo ideal es atender el contexto familiar.
Lorena Cortés, consultora en seguridad ciudadana explicó lo siguiente: "muchas mujeres, luego terminan participando también en un tema de estos grupos, porque tuvieron que intervenir, para ayudar a un sobrino, a una hija o a un hijo, porque generalmente los utilizan para vender drogas, el narcomenudeo particularmente".
Los expertos señalan que para atacar estas problemáticas se debe recurrir a los orígenes, a la rehabilitación y a la prevención del delito, antes que los jóvenes se vinculen con agrupaciones criminales.