La discapacidad auditiva representa un desafío profundo para quienes la experimentan, obligándolos a vivir en un mundo donde el silencio predomina. En La Piedad, este sector enfrenta barreras tanto estructurales como sociales, derivadas en gran parte de la falta de conocimiento y sensibilización en la comunidad.
Margarita González Puga, líder activista en pro de las personas sordas y quien vive esta discapacidad en carne propia, señaló que la mayor barrera que enfrentan no es el silencio, sino la ignorancia. "La falta de entendimiento y empatía por parte de la sociedad limita nuestras oportunidades, desde la comunicación básica hasta el acceso a derechos fundamentales como la educación y el empleo", afirmó González Puga.
En el ámbito educativo, Jatsiri Corona Valle, maestra de educación especial en el Centro de Atención Múltiple (CAM) de La Piedad, trabaja con el único grupo de estudiantes sordos en el municipio. Según ella, la visibilidad y la sensibilización de la sociedad son pasos clave para mejorar las condiciones de vida de las personas con discapacidad auditiva.
"Hay mucho por hacer, pero creo que estamos abriendo puertas para que el municipio sea incluyente", expresó la docente, quien también destacó la necesidad de integrar la Lengua de Señas Mexicana (LSM) en más espacios públicos y privados, para fomentar una verdadera inclusión.
Ambas profesionales coinciden en que, aunque se han logrado avances, el camino hacia una sociedad más inclusiva todavía es largo. Los esfuerzos por parte de activistas, educadores y organizaciones civiles deben ir acompañados de acciones concretas por parte de las autoridades locales y la sociedad en general.
La discapacidad auditiva no debe ser vista como un obstáculo insuperable, sino como una oportunidad para construir una comunidad más empática, consciente y solidaria. "Es un trabajo de todos. Solo así lograremos derribar el verdadero muro que nos separa: la indiferencia", concluyó González Puga con respecto al reto que significa vivir en el silencio.