Aunque desde el pasado primero de diciembre se instalaron decenas de comerciantes en la calle Ocampo a un costado del Santuario Guadalupano, aseguran que han tenido bajas ventas, dicha situación la atribuyen a la inseguridad que persiste en Zamora, aseguran que disminuyó la afluencia de peregrinos provenientes de otros sitios. Señalaron que está problemática ha generado repercusiones para su economía familiar, ya que algunos vendedores vienen a ofertar sus productos de otros municipios de Michoacán.