Las escuelas de Michoacán carecen de la infraestructura necesaria para su funcionamiento; es decir, hay techos colapsados, aulas insuficientes, pocas cuentan con espacios deportivos, muchas no tienen los servicios básicos, agua potable, energía eléctrica, drenaje, mobiliario y menos conexión a internet o computadoras, estas deficiencias acentúan aún más la pobreza y el rezago educativo, sobre todo en zonas rurales y comunidades indígenas.