Recientemente, Zamora, Michoacán, ha enfrentado el cierre del emblemático Hotel Jericó, que marcó una época con 43 años de servicio en el turismo local. Este evento refleja los desafíos que enfrenta la región, como las dificultades económicas y el enfoque limitado del turismo hacia los negocios, más que hacia otros tipos de visitantes. Zamora se posiciona como un destino de turismo empresarial, recibiendo mayormente visitantes por motivos laborales. Esto contrasta con los destinos de playa, ya que el turismo de recreación no tiene gran presencia. Según registros, la ocupación hotelera predomina de martes a jueves, mientras que los fines de semana suelen ser bajos debido al retorno de los visitantes a sus lugares de origen.
Si bien la baja ocupación hotelera parece preocupante, los nuevos hoteles con instalaciones modernas han descentralizado la demanda, redistribuyendo a los huéspedes en todo el gremio. La oferta de mejores estancias ha crecido, lo que muestra que el fenómeno no se trata exclusivamente de falta de demanda, sino de una transformación en el sector. Ante esta realidad, algunos hoteles han optado por ofrecer espacios para eventos y reuniones. No obstante, este enfoque limita el desarrollo de un turismo grupal más amplio. Para aprovechar las oportunidades, se plantea la integración de servicios completos, como opciones de transporte y estadías, que impulsen un turismo integral en la zona metropolitana (Zamora, Jacona y Tangancícuaro).
Fortalecer el turismo integral podría convertirse en una estrategia clave para revitalizar la economía de la región, beneficiando a sectores como la industria, el comercio, la restaurantería y más. Este desafío también es una oportunidad para replantear el futuro del turismo y generar un impacto positivo en la comunidad.