En los últimos años el municipio de Zamora se ha consolidado como un referente clave en el turismo religioso. Este fenómeno ha sido impulsado principalmente por su riqueza en tradiciones religiosas que logran reunir a miles de feligreses, especialmente durante la Semana Santa. El incremento en la participación de los fieles se ha hecho evidente desde la pandemia, con el resurgimiento y fortalecimiento de las celebraciones religiosas. La importancia del Santuario Guadalupano, un emblema icónico de la ciudad, ha sido destacada gracias al trabajo conjunto entre la Diócesis de Zamora con las direcciones de turismo y cultura del estado. Este lugar no solo es un punto de devoción, sino también de atracción turística, consolidando a Zamora como un destino indispensable en el mapa de festividades religiosas de la región.
Uno de los barrios más antiguos, el Barrio de San Juan, ha revivido tradiciones históricas, destacando con celebraciones como la representación bíblica de la Última Cena, el lavatorio de pies y el Viacrucis. Entre los eventos más emblemáticos se encuentra la Procesión del Silencio, que reúne a miles de personas. Este evento tiene dos versiones, una encabezada por hombres la cual data desde hace 66 años y reúne más de 35 mil hombres, y otra exclusivamente de mujeres. En los últimos años, la participación femenina ha crecido significativamente, llegando a 13 mil asistentes, una cifra que habla del impacto y fervor religioso de la comunidad.
Con una mezcla de historia, cultura y espiritualidad, Zamora no solo preserva sus tradiciones, sino que se proyecta como un punto clave para el turismo religioso en México, atrayendo tanto a locales como a visitantes interesados en vivir estas experiencias únicas.